domingo, 12 de septiembre de 2010

HACER DE TRIPAS CORAZÓN

PEDORRETA MENTAL, SORETE TRANSVERSAL EN EL CEREBRO que impide la sinapsis; lamentablemente, debo admitir, que estas frases fueron acuñadas para medir el elevadísimo nivel de estupidez que poseen mis tíos en algunas ocasiones. Uno de ellos, el domingo pasado me contó una anécdota durante la sobremesa en la casa de mi nona que me dejó perplejo. Lo que quiso quedar como una jocosa historia familiar se convirtió en un suceso desagradable, digno de ser olvidado. Bueh, me di cuenta de que tengo más preámbulos que la constitución nacional, vamos a tirar la carne al asador, que por ahí se acerca el tema. Resulta que mi tío después de un arduo día de trabajo, quiso alimentar su espíritu burgués y salió a comer afuera con mi tía. Luego de analizar las vastas posibilidades de sitios a concurrir, decidieron ir a una parrilla que tanto les habían recomendado. Una vez en el lugar, mi tío pide mesa para dos, cerca del parrillero (porque tiene esa puta obsesión de querer llenarse de humo aunque no haga el asado, como si los efluvios de esa parrilla ajena fuesen los de su propia parrilla y quizás así tenga la sensación de que él mismo esta haciendo ese “manjar” sin ensuciarse las manos; ese es uno de sus tantos simulacros perpetrados en lo más profundo de su ridículo inconsciente), y antes de hacer el pedido ordena un vino relativamente caro para cubrir su cuota diaria de “guacho pistola” ante mi tía (sí, así es señores, soy tan groso que me tomo un vino caro aunque después llore al mearlo por toda la guita que me gasté en esta mierda que encima estaba picado porque lo guardan a temperatura ambiente al lado del horno para empanadas… ufff, me cansé, pero así lo diría el tío).


Al rato (léase 40 minutos después), se acerca un mozo mala onda a tomarles la orden, piden parrillada completa (Sí señores, COMPLETA, con molleja, vacío, tira de asado, centro tripero, riñón, chinchulín, pollo, chorizo y hasta pechito de cerdo, ¡¡Porque me la re banco!! Aunque después al cagarlo me quiera pegar un tiro en la nuca por querer hacerme el Rockefeller con una mujer con la que ya estoy casado hace más de veinte años, tengo una hija, una casa, un perro y con la cual NO tengo la obligación de seguir impresionándola porque ya la chamuyé y la conquisté a su debido momento, y hasta se banca mis pedos sabanita por las noches sin decirme ni mu.), y encima, de entrada, (Porque el tío no sabe cuando es más que suficiente) para hacerse el “refinado”, el especial, se pide unas provoletas. Cosa que detesto que haga, porque la provoleta a mi parecer es una intrusa en la parrilla, es la opción vegetariana del asado ya que para hacerla no murió ningún ser vivo y la asado se inventó precisamente para eso, para saciar nuestros deseos carnívoros, para alimentar nuestro atrofiado instinto de depredadores, como dice el sabio Martin Iron: “Todo bicho que camina va a parar al asador”, ¡Es ley, carajo! Y así debe ser. Pero bueno… sobre gustos no hay nada escrito, dijo una vieja metiendo los dedos en un canapé de tripa.


Yendo al karate quid de la cuestión, luego de su extravagante pedido (digo extravagante, porque sería el equivalente a pedir un sambuchito de mortabela en una casa de sushi), mi tío ve cómo el parrillero lame una de las provoletas antes de meterla en la parrilla (Sí, leyeron bien, puse LAME, va de vuelta por si no entendieron: LA-ME, de vuelta para que se fije la palabra L-A-M-E, que viene del verbo lamer, o sea, pasar la lengua por la superficie de algo). Ustedes imaginarán que, en ese preciso instante, mi tío encolerizado fue a quejarse con el dueño por la reprobable actitud de su empleado; nada de eso, se hizo el reverendo boludo y siguió hablando como si nada porque cualquier queja lo dejaría expuesto a todo tipo de improperios, reclamos, y “yo te dije que no viniéramos a este lugar de mierda, pero vos nunca me escuchas” por parte de mi tía.


La escena crucial es: Humo de parrilla que irita los ojos, vino picado y Dos provoletas sobre la mesa, una de las cuales esta lamida. Mi tía diciendo: “esta rica, ¿no?”, y mi tío, sin saber cuál es la envenenada, tratando HACER DE TRIPAS CORAZÓN para comer esa provoleta sin levantar sospechas, porque sabe que después de ese nefasto círculo de queso, se abren las puertas hacia el paraíso de una parrillada completa (que no puedo suspender porque, como un boludo, pago la cuenta de antemano para poder hacer la sobremesa tranquilo y ser libre de retirarme cuando se me cante el orto sin tener que esperar a un mozo pelotudo que tarda una hora para ir a buscar una puta cuenta). Luego de contarme esto, en tono cómplice me dice: “Para mi que la que estaba lamida se la comió tu tía, porque la mía no tenía gusta a saliva”, mientras me codea y ríe como todo un campeón. Yo entre los nervios, el asco y el desconcierto, sonrío tímidamente festejando su gran anécdota.


A partir de esta extensa, pero visceral nota, invito a todos los lectores que propongan momentos en los cuales consideran que hay que hacer de tripas corazón, a publicarse en la sección que próximamente inauguraremos.


Saludos a todos, y ojo cuando pidan provoleta.
Atte.
Capital Periferia.

1 comentario:

  1. Existe una situación muy común de quienes por lo menos nos hemos ocupado de los quehaceres domésticos aunque sea una vez, más específicamente del aseo de la vajilla luego de una comida de más de dos comensales. El agua corre, y los platos y cubiertos uno a uno van quedando limpios. Toda la labor está casi terminada, solo queda esperar que los últimos vestigios de la espuma desaparezcan y mientras lo hacen deseamos con todas nuestras fuerzas que la rejilla este libre…pero no, nunca ocurre…y es acá cuando hacemos tripa corazón, metemos nuestros dedos y sacamos los restos de… “cosas” del desagüe… en este momento sólo nos queda la esperanza que por lo menos sea de una sola vez y no tengamos que repetir la operación….
    Ahora mi pregunta es la siguiente…¿ por qué esta repulsión? Acaso esos restos no están compuestos de miles de partículas extremadamente limpias por donde el agua y el detergente ha pasado ininterrumpidamente por lo menos diez minutos?…¿existe en el hogar, molécula más impoluta que las de la rejilla?.....

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